Recuerdo que al rededor de casa jugaba con todo aquello que tuviera a mano, hechando mucha imaginación, recuerdo los días que con una caña entre mis piernas, se convertía en mi caballo, cualquier rincón del patio o de la calle se convertía en un rincón para nuestros juegos, en aquellos años siempre hay algo que nunca cambio, y era la voz de mi madre, cuando haya por las cinco de la tarde nos llamaba para merendar, ella siempre nos daba el bocadillo correcto que no era ni mas ni menos que pan y lo que se tenía a mano, chocolate, chorizo, aceite, mantequilla, etc
No se por que me escribo esto, pero es que esta mujer (mi madre) aquí a mi lado cuando me mira con esos ojos de no saber donde esta, parece decirme, hijo ayúdame!
Que crueldad que una enfermedad nos quite esos recuerdos!